viernes

infantoflashbackdeimaginaciónsupersónica (parte 1)

Ayer salí de la sede del CBC de Montes de Oca después de cursar cuatro pesadas horas. Recorrí las doce o trece cuadras en subida constante (aunque más prolongada llegando a Finochieto) intentando llevar mi cuerpo hacia la terminal/inicial de tren Constitución. Sin embargo, mis pasos sabiamente concluyeron en un barsucho. Uno de esos medio oscuros, medio raros. Con una entrada algo blanca de más, demasiado pulcra (como preanunciado que el baño debe ser un asco, y mejor ni entrar a la cocina porque no probás bocado nunca más en tu vida). Sin mirar demasiado alrededor, elegí un costado de la barra (el más alejado del televisor) y pedí un tostado -aunque me quedé con ganas del sanguche de milanesa, pero no tenía guita-. Saqué los apuntes de economía (Trabajo Asalariado y Capital, Karl Marx) y el resaltador amarillo fluorescente. Posé mis ojos sobre el texto, en la página 22 de 48. Me faltaba bastante. Empecé a leer y a resaltar. Resaltar, leer. Leer, resaltar. Resaltar. Resaltar. Resaltar. Leer. Resaltar, resaltar, resaltar, resaltar, resaltar. Algo hacía que no pudiera aflojarle al resaltador. Y no era mi propia voluntad la que actuaba. De repente me di cuenta de que no eran mis manos las que sostenían el resaltador. O sí, pero se habían manchado demasiado con la tinta fluorescente del utensillo (porque eran de color amarillo), y se habían alargado extrañamente -o contraído una artritis repentina y deformante-. No, no era yo. Miré a mi costado izquierdo (no sé por qué el izquierdo, tal vez sí hubiera estado prestando atención a lo que leía), y allí estaba. Él. O esa cosa. Todo verdeamarillo fluorescente. Como nacido de mi resaltador. Como pintado con mi resaltador. Sonreía. Me miró a los ojos y me dijo: "Hola". No recuerdo más que eso (me desmayé pensando que el plustrabajo y faber castell y el barsucho y el sanguche de milanesa y el extraterrestre ¿qué hacía parado ahí todavía mirándome mientras yo me caía?). Después me contaron que me agarró y me trajo a casa. Ahora está acá sentado al lado mío escuchando Tu Nombre (de Coti) en el mp3 que se trajo de su planeta para no embolarse en el viaje (pobre, no tenía pilas recargables y se gastó una vida en triple A energizer). Lo bueno es que se leyó mis apuntes de Marx y ahora me está diciendo que no es difícil, que en un pedo lo leo. ¿Who knows? Tal vez tenga razón.

(to be continued...)

1 comentario:

Nicolás Penso dijo...

Qué buena onda tu alien.. ojalá tenga uno que me lea los apuntes y me explique... aunque ahora que lo pienso... NO HACE FALTA!!!! PORQUE YA APROBÉ AAAAAAAAAAAAAJAJAJ KEYNES, RICARDO RUBÉN, SMITH (y otros, muchos otros) COMANLA TODAAAAAAAA!!!! les re cabió!!
Y bueno.. así es la vida de chicos aplicados... vamos a la facu, promocionamos, tenemos vacaciones (largas, muy largas), y volvemos después de un poco de rasqueta, una pisca del viejo uno-dos, uno-dos, y otros etcéteras, etcéteras..

Bueno guachín, nos vemos el 18 o quizá antes, porque si me pinta comer guiso rico que hace tu amable madre me doy una vuelta y no les dejo nada (no, nada! ni a vos ni a tu hermano!).. y por ahí te sigo dando palizas en el ping pong.. aunque me dio un poco de pena azotarte de esa manera..

Un abrazo Guidilio, see ya!