jueves

sentires posmodernos de la noche #1

A veces una gota no rebalsa el vaso. A veces es distinto. A veces no hace falta rebalsar nada. O quizás no hay vaso, siquiera. No es cansancio tampoco. No es lo que los franceses bien llaman "l'ennui", el hastío casi existencial pero cotidiano. No es. Es un sintagma que no termina, se corta porque la mano que lo escribía o la boca que lo decía o la oreja que lo escuchaba o el ojo que lo leía muere, de repente, ahogad@. ¡Un anacoluto! -dirá algún estudiante de letras, o algún internauta que posea entre sus "favoritos" (o "marcadores". La disputa entre Explorer y Mozilla es casi, ya, un Boca - River -respectivamente- de Internet.) una página de la wikipedia que detalle cada una de las figuras retóricas. Y sí, en parte es algo así como un anacoluto. En realidad, es al revés. El anacoluto es la expresión formal de un terror humano. A veces, digo, no hay ni siquiera una salida. No hay un cambio de aire. No hay una revolución. Es ahí cuando se nos eterniza la vida, como una constante línea imperturbable. Ahí es, también, cuando se nos vuelve inaferrable.

Se me ocurre que -como si fuera una especie de falla de computadora inentendible hasta para el más erudito (algo común, por otro lado)- en esos casos sólo se puede resetear, mezclar y dar de nuevo, vomitarse. Y al carajo todo.

1 comentario:

: dijo...

me gusta, sí. te agendo. un beso.