martes

una de franceses

Comme de longs échos qui de loin se confondent
Dans une ténébrause et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les colours et les sons se répondent.

Charles Baudelaire
fragmento del poema IV - Correspondances, de Les Fleurs du Mal.
Me atrevo a intentar una traducción (no sé si hace falta aclarar, hecha con la ayuda de mi profesor en ciertos puntos):

Como de largos ecos que de lejos se confunden
Con una tenebrosa y profunda unidad,
Vastos como la noche y como la claridad,
Los perfumes, los colores y los sonidos se responden.

Meditaciones físicas

Y si los canarios cantan, será por algo. Si la soda sacia sedes, será por algo. ¿A quién puede importarle realmente de qué se trata todo esto? Mientras el ser humano siga viviendo, los destinos de las cosas (oh, fenómenos) no deberían serle de un interés más que superficial y olvidable (diríase, para pasar el rato). Y sin embargo, hay gente que se mete en embrollos tales, sobre fuegos que en lugar de rojos son verdes, y menjunges que revitalizan el alma. Otros se embarcan en flor de cruzadas literarias, intentando conseguir una miga de fama, o de sabiduría antigua. O qué sé yo. Y entonces esos seres humanos (antes nóumenos) también pasan a ser parte de las cosas olvidables, porque no son humanos, sea que se creen más, sea que la vida no los estima y se los quiere sacar de encima (valga la rima, que a su vez rima).

Don René

lunes

Cadáver exquisito

Cruzó la calle ladeándose levemente hacia su costado derecho.
Despertó a la medianoche.
El tiempo, el infinito, el cosmos; un gran laberinto.
Se olvidó completamente del devenir, del destino. Ya no hay nada, pensó. Y sin embargo se quedó allí sentado, esperando que, de cualquier manera y pese a todo, sucediera algo.
Aquella persona tan sabia, tan sofisticada, me mostraba el camino a seguir a través de sus palabras:
Juntarse y ser, entre todos, uno.
(es increíble que salga algo coherente de mentes inconexas; tal vez el aire, el ambiente. Tal vez)