sábado

Lírica del doble discurso

Arrullos casi de plata, benteveos qué hidalguía

amontonada fútil como desdicha entre egipcios

con velos y cairos de vendedores altivos, que caen

bajo bajo la migraña del capitalismo.

Almíbar fascista o ensalada de frutas

dietética para anarcodesperdicios inventados,

inventarios crucifijos poco laxos, llévenla

lejos, al destino marático y náufrago

de estos dulces líquidos del duque.

Querer y no querer querer ser querido,

resplandor indiferente desde el cielo hasta abajo

más abajo que la bajeza hipócrita

de sonrisita lámina, de labios parapléjicos;

arruinar un relato con una risa,

desmenuzar personalidades, no ampararse en la unidad

retazo venéreo y lumpen, recorrido

hacia abajo hacia arriba pero no el mismo,

vetustos predicados harto río exacto (que sí es el mismo,

........................................................................ [ y te baña)

como un cocktail desahuciado –pero ya lo han dicho, girando–

no permitirse quedarse afuera de la sopa, sopita chocha,

de hermenéutica enredada con aire acondicionado;

abandónenla desparpajo y feto, succiónenla como un pus

reverberante entre ninfómanas de galera y rúcula,

pernóctenla ir corriendo en una pata, o en dos,

abrúmenla sedientos de identidad fugitiva

residuos de alguna época sin épica,

obsecuentes admiradores de nosotros ellos con azúcar

o edulcorante, renta indómita velocímetro alcahuete.

Querer y no querer querer ser odiado

en otros olvidos.