martes

Lo que hubiera pasado si te tirabas abajo del tren el lunes a la mañana

algunas personas habrían llegado tarde a sus trabajos
otras
desde casa 
mirarían absortas sus televisores, los programas
de noticias mientras toman café
pensarían
"otra excusa más del sindicato
para no ir a laburar"
o ni siquiera
"pobre flaco, no tuvo
valor
para pegarse un tiro"

Ese día, a la noche
los usuarios de tuiter te hubieran inmortalizado en forma de
#hashtag
circularían
imágenes alusivas en las redes sociales
te amarían
en los grandes lavaderos de cerebros
del mundo:
con
(la publicidad de)
tu muerte
podrían haber extendido
otro día su licencia para
no reconocer, no dar
la cara, no
desmentir las utopías estériles
y aceptar, o
perder
que ese suicidio es
todo lo que queda, la única
posible verdad, el entusiasmo
genuino e imperturbable

para un lunes, un martes, un
domingo o
incluso
un sábado a la mañana. Para todos
los días más o menos singulares y aburridos
que vivimos. 

Les autres

Hay algún tipo de imperfecciones que no soportamos,
desconozco
cuál será el origen de esa intolerancia. Estamos
rodeados de cosas
mal hechas o
gastadas
consumidas por
la erosión de los golpes
tan fuertes en la vida, 
el malestar diario, el descontento
popular de las clases medias altas
y bajas
no hay un alma, no queda
un alma sin calafatear.
Acá
en el medio de esas rajaduras que se esconden
bajo capas de enduído, entre
los restos de las mentiras que devinieron verdad
caminamos
dándonos la mano, intentando
no ver esas rayitas
hacer de cuenta
que todos somos buena gente,
vivir
nadando en ilusiones, no pisar
ni por un segundo
el césped prohibido en las plazas de la realidad.

Es entonces que todo

todo eso
alguna vez se desmorona
y cae
uno cae, muere
todos los días en el otro.