retrucá
comillas de
la lluvia
que caen
entre gotas
pútridas
y arrumban
a-penas
longevas
entusiastas
la edad del sol
tan adentro
(pero de noche
como una ausencia
inminente
y duradera)
una visión
hacia uno
sin mirarse
de reojo
ni de frente
no es reflejo
sino rostro
estancado
como una uña
pequeñita
rasgando, sí,
de a poco
la esperanza
(de la que
no voy
a hablar)
mientras que
el agujero
se relame
tus penurias:
comida cruda.