miércoles

Poemita para después del veneno #1

Huella o menos

Es como un mar sin agua
y sin sal. Queda el ruido solamente,
y el viento abofeteándonos la cara.
Claro, no sólo la cara. Están
las vísceras, que se apretujan
en bocanadas de una soledad
bien exquisita, digamos, o quizás
podríamos decir, de buena calidad.
Una soledad que se basta con eso,
con ser una. No precisa multitudes,
ni fe, ni montañas. Le basta
con un hematoma imperturbable,
con un amor esquivo, y es tan poco:
lágrimas empavesadas, sin ausencias.

Dame tu sombra
para que pueda
sentirme.